Causa de
guerra con Siria
Hay ciertas similitudes de situaciones entre nuestra posición respecto al
conflicto en Siria y como fuimos entrando a la guerra de Irak.
Me parece
irresponsable seguir hablando del caos en que vive la ciudad de México y muchos
otros lugares de ese país, provocado por maestros aparentemente anarquistas y
la visible falta de energía de nuestros gobernantes, cuando estamos ante una
posible guerra con Siria,
No es que lo
que sucede en México no sea importante. Lo es, pero si vamos a una guerra, para
nosotros es más importante de lo que pasa allá.
Y hay
ciertas similitudes de situaciones entre nuestra posición respecto al conflicto
en Siria y como fuimos entrando a la guerra de Irak, pero para poder comparar
ambos conflictos hay que usar la memoria histórica que es muy corta.
En el caso
de Irak, ya se nos olvidó que para justificar nuestra entrada, se usó el
argumento de que Sadam Hussein tenía armas de destrucción masiva, cosa que no
se comprobó nunca, y que había asesinado a miles de kurdos con gases letales,
que, por cierto, le habíamos proporcionado nosotros para su guerra con Irán.
Además se decía que había que acabar con los atentados de personas con bombas
que estaban cobrando muchas víctimas.
La posible
relación de Sadam con los terroristas no solo no se comprobó sino que se
demostró con el tiempo que él y Osama Bin Laden eran enemigos.
Se pensó,
mejor dicho, se afirmó, que llegaríamos a Irak como libertadores muy bien
recibidos por la población y se armó todo un cuento de una operación rápida,
poco costosa, y poco peligrosa.
Todos estos
argumentos de apoyo a la guerra cayeron por tierra al paso del tiempo y me temo
que estamos por repetir la situación en el caso de Siria.
Es
importante recordar que esa guerrita de Bush (W) le costó al país más de 4,000
muertos, más de 50,000 heridos y lisiados, y billones de dólares gastados que
nunca fueron presupuestados.
Por cierto,
pasan los años, y nunca han hecho responsable a Bush (W) y Cheney por las
víctimas, los costos, y las mentiras con las que lograron apoyo para su guerra.
Ahora ya no
estamos en Irak y la situación de su pre-guerra sigue igual. La gente se sigue
asesinando con bombas, y los kurdos, dividida su tierra entre Irak y Turquía,
siguen siendo una minoría con problemas. En resumen, poco o nada ha cambiado
pese al enorme esfuerzo y costo pagado por los Estados Unidos.
En el caso
de Siria, hoy hablamos de castigar a esos que usando gases letales asesinaron a
1,300 civiles, entre ellos más de 300 niños. Por supuesto que esto lo
consideramos moralmente inaceptable y se debe castigar a los culpables, pero
¿qué se puede hacer cuando estos hechos ocurren en una revolución?
En toda
guerra civil son terribles los abusos, pero nunca ha sido claro como castigar a
los culpables de esas atrocidades sin correr el riesgo de matar de paso a
inocentes civiles.
La posición
de Estados unidos es difícil porque se ha asignado el papel de vigilante moral
del mundo actual y siente la obligación de intervenir para corregir situaciones
que se dan en otros países, aunque sean muy ajenas a nosotros.
Ya fueron a
Siria inspectores de las Naciones Unidas, que, al parecer, determinaron el uso
de esos gases en la masacre, solo que no se ha podido identificar con certeza
cuál de las partes los uso y quien fue el que lo ordenó.
La idea de
intervenir con misiles lanzados a distancia para resolver el problema es
utópica. Difícilmente se conseguirá el control de la situación sin la presencia
de tropas de las Naciones Unidas en el lugar.
El planear
un ataque como lo indica el Presidente Obama tiene serios problemas; requiere
primeramente determinar quiénes fueron los asesinos, después saber dónde están
y tercero, evitar que esos criminales a su vez se escuden tras civiles, entre
ellos muchos niños.
La
experiencia de éxito en nuestras intervenciones en los últimos 50 años es pobre
y no hemos salido bien librados. Sin embargo no podemos dejar de interesarnos
en los problemas del Medio Oriente por su importancia en el tema de
energéticos.
La pregunta
que yo hago es: cómo vamos a salir del paso, suponiendo que tenemos éxito, sin
dejar más gente lastimada que no son solo los familiares de los gaseados sino
muchos miles de víctimas civiles de la terrible lucha revolucionaria.
Se supone
que, de atacar, lo haremos a nombre de las Naciones Unidas, pero según parece,
ni Rusia ni China, que tienen veto, van a aprobar nuestra intervención. En ese
caso lo haríamos solos o acompañados por Francia que es un país que ha
respondido positivamente ante la posición de Obama.
Este
panorama y la presencia de barcos rusos en el Mediterráneo presentan una
situación de riesgo adicional.
Y como una
guerra civil termina ganando alguien, ¿de qué lado quedamos después de nuestra
intervención? ¿Del gobierno o del de los rebeldes?
Nos es
imposible quedar bien con ambos.
Es
interesante que Obama haya decidido buscar la aprobación del Congreso para su
proyecto de intervención. Sabemos que las opiniones en el Congreso están muy
divididas, precisamente por las experiencias vividas en los últimos conflictos
en los que hemos participado. Si el Congreso le negara al Presidente la
autorización, Obama quedaría en una situación política muy delicada en caso de
querer seguir adelante con su plan.