miércoles, 15 de mayo de 2013

HOMENAJE A LOS MAESTROS


Mi profesora de geografía
Hice la secundaria en un tiempo en que las cosas estaban cambiando, era un tiempo de revuelo, de cambio de códigos y técnicas de estudio y de aprendizaje. Eso generaba cierta confusión en un contexto revoltoso, desafiante, pero a la vez, sediento de seguridades y abrazos contenedores.
Si ésto era así, en realidad, es difícil saberlo, pero a los adolescentes no suele importarles mucho como las cosas son sino como se ven. Y eso es lo que recuerdo. La profe de geografía llegaba al aula y no le gustaba perder tiempo. Su estilo 'tradicional' resultaba sorprendente, contrastante. Usábamos el libro de 'Lopez Raffo', me acuerdo, pero solo para consultas. Porque su clase era más bien expositiva, ella dedicaba las horas a explicar los contenidos y había que concentrarse mucho, para no perder el hilo. Tomaba orales clase por medio, y no había mucho margen para especular con ella. Eso marcaba una diferencia que puedo evocar claramente, como un ejemplo de silencioso respeto y admiración. La recuerdo dibujando los cordones montañosos en el mapa mudo, explicando como nacen los vientos, clasificando regiones con una precisión conmovedora y evaluándolos con justicia.
Hoy amo la geografía y aunque no me he dedicado a eso, cada vez que viajo, siempre regresan a mi memoria algunos de los conceptos que nos enseñó a lo largo de sus clases en el bachillerato. Ella fue una de las claves a partir de las cuales comprendí cuan valioso era el conocimiento. Y nunca le dije cuanto la admiraba.


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